En los últimos meses se ha hecho evidente un consenso dentro de la comunidad científica sobre la necesidad de revisar las metodologías de evaluación de los stocks pesqueros en el Mediterráneo.

El Western Mediterranean Multiannual Plan (en adelante, el Reglamento MAP) es un reglamento de la Comisión Europea que regula la pesca de especies demersales en el Mediterráneo occidental, publicado en 2019 y adoptado en el Mediterráneo español en mayo de 2020. Su objetivo es alcanzar los niveles de mortalidad por pesca correspondientes al rendimiento máximo sostenible (un nivel de explotación de la pesquería en el que se explota una población marina sin comprometer su continuidad) para todos los stocks de interés, y en particular para el stock que se considere más vulnerable en 2025. Las especies que figuran en el Reglamento MAP como especies de interés son el salmonete de fango (Mullus barbatus), la merluza (Merluccius merluccius), la gamba blanca (Parapenaeus longirostris), la cigala (Nephrops norvegicus), la gamba roja (Aristeus antennatus) y el carabinero (Aristaeomorpha foliacea, ausente en las costas catalanas).
El texto del Reglamento MAP detalla que las medidas de gestión pesquera deben basarse en la mejor recomendación científica posible, y menciona en particular que se consultará al STECF (Scientific, Technical and Economic Committee for Fisheries), un órgano científico asesor que se reúne periódicamente en diferentes grupos de trabajo. También establece que la principal herramienta de gestión es la reducción del esfuerzo pesquero. Así, en las evaluaciones de stocks que el STECF realiza en septiembre, se determinan estimaciones de valores de mortalidad por pesca que se utilizan como guía para calcular la reducción del esfuerzo pesquero necesaria para alcanzar los objetivos. Con esta información, en noviembre la Comisión publica una propuesta de oportunidades de pesca para el año siguiente, que se compone de:
- Días de pesca asignados a cada Estado Miembro, a repartir entre toda la flota de arrastre.
- Medidas correctoras para los stocks considerados más vulnerables, aplicables además de la reducción de días de pesca (por ejemplo: establecimiento de cuotas o períodos de veda).
- Mecanismos de compensación que permiten a la flota obtener días de pesca adicionales (por ejemplo: uso de mallas más selectivas o de puertas de bajo contacto con el fondo).
En este contexto, en el año 2018 se calculó que, si en 2025 se quería alcanzar la mortalidad por pesca objetivo para la merluza, la especie más vulnerable según las evaluaciones, la flota quedaría con unos 60 días de pesca al año. Esto comprometería la viabilidad económica de la flota y, en consecuencia, de las cofradías y de todo el sector pesquero catalán tal y como lo conocemos. A partir de ahí, desde el ICATMAR se comenzaron a estudiar otras medidas de gestión pesquera con efectos demostrados sobre la recuperación de las poblaciones y ecosistemas marinos, además de la reducción de días, como el establecimiento de mallas más selectivas, el uso de puertas de bajo contacto con el fondo o el establecimiento de zonas cerradas permanentemente a la pesca. Estas medidas, inicialmente tratadas como mecanismos de compensación, estaban teniendo una implementación bastante baja, ya que la mayoría del sector no veía ventajas en adoptarlas tal como estaban planteadas en la normativa.
En 2024, los valores de mortalidad por pesca de la merluza estimados en la última evaluación de stocks del STECF aún se encontraban lejos del valor objetivo. En consecuencia, la propuesta de la Comisión para las oportunidades de pesca de 2025 para la flota mediterránea española de arrastre supuso una reducción muy significativa de los días de pesca asignados, dejándolos en algo más de 15.000 para toda la flota. Así, de los 110 días asignados por barco en 2024 (un total de entre 140 y 170 días trabajados, tras aplicar medidas de compensación), en 2025 solo se asignaron 27. La propuesta de la Comisión detallaba medidas de compensación que, en caso de cumplirse todas, permitirían recuperar días de pesca hasta alcanzar los 110 asignados el año anterior, aunque no la totalidad de los días efectivamente trabajados.

En los últimos meses se ha evidenciado un consenso entre la comunidad científica sobre la necesidad de revisar las metodologías de evaluación de stocks pesqueros que orientan las decisiones de política pesquera para las pesquerías mediterráneas, y que, por tanto, tienen gran repercusión en la socioeconomía del sector. Diversas instituciones científicas ya están formando grupos de trabajo para iniciar este proceso de revisión, llamado benchmark, que tiene por objetivo acordar los datos y modelos que se utilizarán en las evaluaciones de stocks, comenzando por los de la merluza como especie más vulnerable. Mientras tanto, es necesario pensar en soluciones para lograr una pesca de arrastre más sostenible, sin centrarse únicamente en la reducción de la actividad. Desde el ICATMAR se recopilan datos pesqueros de la costa catalana que servirán para alimentar el proceso de benchmark y ayudarán a obtener evaluaciones de stocks más precisas, para una gestión pesquera dimensionada y coherente con el funcionamiento de las pesquerías mediterráneas.
Autoría: Marta Carreton